22 de junio de 2010

“Otra realidad y deseo”





Ambos sabían de su pasado, de sus corazones rotos mientras sanaban éste y aquel.

Hablando del tiempo que les queda por vivir se pasan las horas. Él y Ella, Ella y Él, llevando hasta tal punto la confusión de no saber quién habló y quién opinó qué. Y es lo que tiene quererse tanto, que incluso, a veces, se dan situaciones en las que ninguno de los dos parece reconocerse.

Viven en la distancia, y en el constante deseo de verse. Viven en un ir y pasar de los días, hasta su próximo encuentro. Esa distancia que les separa, que crea un amor mucho más fuerte de lo normal, obliga (aunque más bien invita) a horas y horas de conversaciones telefónicas; pues saben que además ningún amor sobrevive al mutismo. Ansían oírse, con el fin de calmar su infinita angustia, para narrarse el día que han pasado, los problemas, los momentos de risas con sus amigos/as e incluso tienen momentos en los que dan rienda suelta a su imaginación y hablan de una vida juntos. Juntos físicamente, con un amor de fuerza y pasión inagotable.

Y como todas las noches, se despiden. Al dejar el teléfono a un lado Ella suspira y piensa que pese a todo, lo único que necesita es un abrazo fuerte y que sus manos le sequen las lágrimas que en ocasiones corren cuesta abajo por sus mejillas. Sabe que conciliaría mucho mejor el sueño si Él estuviera aquí le diera únicamente un beso en la frente, esos que a veces le da mientras le agarra fuerte con uno de sus brazos.
Él, cierra los ojos, aprieta los puños con fuerza, impotencia y comienza a imaginar mil y una situaciones con Ella. Situaciones en las que están verdaderamente felices, juntos, agarrados de la mano, donde nada ni nadie les detiene. Y estas situaciones, imaginadas pero ansiadas, son las que emplea Él para la noche siguiente, para crear nuevas historias y aventuras con Ella. Sueños que verán cumplirse con el pasar del tiempo.

Y al final, como todas las noches, justo en el instante previo a caer rendidos ante el sueño, ambos se decían:

“Mientras llega la hora, seguiré extrañan-do-te”.

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