20 de diciembre de 2011

Donde poder se tú y yo

Yo solo quiero vivir contigo en nuestro refugio. En ese sitio donde los problemas pasan por delante de la puerta, y los pocos que se quedan se solucionan cara a cara. Allí donde las malas rachas se curan con cama, donde las paces no se firman, se besan, o se abrazan. Solo quiero verte allí donde sea que nos toque compartir la vida, pero verte a diario, sentir tu roce, oírte reír, o quejar. Solo quiero la tranquilidad de despertarme a tu lado y verte profundamente dormida, sin preocupaciones, porque el grandullón que duerme a tu lado hace las funciones de atrapa sueños. Te quiero a ti con manta y sillón, en aquellos metros cuadrados donde la vida sabe diferente, donde los sueños se cumplen, donde… donde podemos ser tu y yo.

18 de diciembre de 2011

Perfecta imperfección


Yo solo quiero quererte cada día, despacio, sin prisas, con la calma que tiene el que sabe que aún le queda mucho por vivir. Solo quiero hacer de los momentos malos, puntos de aprendizaje, y de los buenos, puntos de referencia. Quiero instruirme en el arte de convivir, de compartir, de ceder, a base de errores y escarmientos. Quiero un voto de confianza por cada vez que me equivoco, y una mano amiga que me levante cuando esté abajo. Quiero una verdad. Quiero la tranquilidad que otorga saberte cerca. Necesito tus ojos al despertar, y tu caricia al acostarme. Tus palabras sabias regañándome si es preciso, o arengándome si tengo dudas, porque dudar es humano y seguro que las tendré.
No podré vivir sin tu fantasía, sin aquellas historias que me hagan sentir especial, sin la originalidad de quién se esfuerza en crear algo diferente. Necesito la normalidad que implica lavarnos los dientes juntos, o prepara la cena mano a mano. Quiero la estabilidad y la constancia que tus actos implican, la seguridad de saberme querido, la responsabilidad que conlleva querer.
Indispensable será el riesgo de hacer cosas sin saber a ciencia cierta el resultado, el sacrificio de que supone el apostarlo todo a una carta. Quiero ser el primero en escucharte y ser escuchado. Quiero ser tu ilusión, tu motivo, tus ganas de ser mejor. Quiero que seas mi realidad. Necesito nuestra constancia, nuestro esfuerzo, nuestro empeño.
Quiero tus sonrisas y tus lágrimas, tus alegrías y disgustos. Quiero ser quién mejor te conozca, pensar en ti en cada momento, conocer tu cuerpo por milímetros y ubicar cada lunar y cada marca que él tiene. Deseo disfrutar de todos aquellos movimientos inconscientes que delatan tus pensamientos y ser el mejor intérprete de tus gestos y miradas.
Necesito momentos íntimos cargados de sensibilidad, de erotismo, de ternura, de pasión. Quiero tus manías y temores, tus gustos y pasiones. Me apetece acompañarte al mercado, a dar un paseo, al Prado, al campo. Busco que entiendas mis aspiraciones, y compartas mis sueños, que convivas con mi música. Quiero considerarme de familiar directo tuyo y actuar con tal, y a su vez, ser ese amigo casi desconocido a quién le contarías cualquier secreto. Quiero ser la voz que te tranquilice, el motivo de tus preocupaciones, discordia en ciertas opiniones, concordia en sentimientos. Deseo ser tu amante, tu psicólogo, tu manager, tu bastón. Quiero ser la pieza de tu puzzle, tu equipo en la vida, tu contrincante en ese rin llamado cama. Necesito ser lo que sueñas mientras duermo a tu lado.


No es tan difícil, solo quiero ser la perfecta imperfección que te acompañe en cada etapa de tu vida, quiero ser el Yo que yo soy, mezclado con el Yo que tú eres.
Me conformo con ser parte de tu vida y que tú seas toda la mía.

13 de diciembre de 2011


Toda mi ropa huele a cuando estabas.
Sería al abrazarte -no lo entiendo-
o que estuviste cerca y se quedó prendido.
Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga,
te respiro.
Al ponerme la chaqueta, en la solapa,
y en el cuello de un jersey que no abriga.
Aroma de placer, de feromonas,
de recostarme en ti mientras dormías.
Por mucho que la lave, mi ropa lo conserva:
es un perfume dulce que me alivia
como vestir mi carne con tu piel.
Y está durando más que mi recuerdo.
Tu rostro en mi memoria se disipa,
casi puedo decir que he olvidado tu cuerpo
y sigo respirándote en las prendas
que, al tiempo que me visten, te desnudan.
Pero la ropa es mía.
De tanto olerte en mí, tu olor es mío.


Leopoldo Alas – Mi olor a ti (fragmento), La posesión del miedo

3 de diciembre de 2011

Solo pido

Tu voz en mi oido, antes de dormir, es todo lo que pido.No creo que sea demasiado, solo un te quiero susurrado, junto con una sonrisa. Admito distancia, admito diferencias y días malos...admito todo y a cambio solo pido tu voz.