9 de enero de 2011

¿Conoces esa sensación?


¿Conoces la sensación que de felicidad suprema que experimentas cuando alguien que amas te abraza? Ese sentimiento de paz, de armonía, de tranquilidad de bien estar, de seguridad. Es algo indescriptible, que va de fuera adentro llenando cada molécula de tu cuerpo. Creo que si tuviéramos unas gafas especiales, podríamos ver como cuando sentimos esa sensación nos salen rayos de luz y felicidad por cada poro de nuestro cuerpo. En ese momento es cuando tu corazón se sincroniza con el de la otra persona y tu respiración se calma, llagando a emitir ese suspiro de bien estar que te sale desde lo más profundo de tu alma.
Ese sentimiento que te inunda, que te colapsa y no deja que tu cuerpo piense en otra cosa ni que tus sentimientos perciban nada más es el equivalente a que alguien te devolviera unas horas de vida. Parece un mero abrazo, pero en realidad quien te protege con su cuerpo en realidad te está curando lo que sea que te enferma. Puede ser la tristeza, la soledad, la lejanía, el desánimo, el desamor, puede que incluso te cure la infelicidad. Porque esa sensación, ese segundo en el que alguien te rodea con sus brazos con la fuerzas justa, firme pero no asfixiante, seguro pero sin agobiar, ese momento en el que tu cerebro se desconecta y te dejas llevar por tus sentimientos sin importarte se hace frio o calor, si estas en la intimidad de tu casa o en un semáforo en la plaza España de Madrid, esa sensación no la reporta absolutamente nada más, ni si quiera un beso.
Personalmente, considero que un abrazo de estas características, ya sabes, apoyar tu cabeza en su pecho y sentir su respiración calmada, y experimentar como ese sentimiento de sosiego te posee, dejar que te acaricie con una mano el pelo, mientras con la otra sientes su calor en tu espalda, eso, para mí, es como volver a tu hogar, a tu refugio. Si mi apuras, es como volver al pasado y sentirte un frágil bebé en manos de quien te protege, es pensar que hoy se puede apagar el mundo que tú seguirás brillando con esa luz invisible que se refleja en tus ojos, es sentir que aunque la peor tragedia suceda en ese mismo momento, tú estás a salvo, porque esos brazos llenos de cariño te protegen, fuertes e inquebrantables, de cualquier problema.
¿Conoces la sensación que de felicidad suprema que experimentas cuando alguien que amas te abraza? Pues ese es mí día a día. Esa es la sensación que me acompaña desde que te conozco, esa es la razón por la que no puedo dejar de sonreír, por la que mis tristezas se convierten en alegrías, esa es la razón por la que te he dicho que nunca he amado así.

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