30 de octubre de 2010


¿Cuantos nos habrémos dado, y de cuantas formas distintas? Besos con sabor a lágrimas de felicidad, besos que llevaban implícita una pasión desmedida, besos de reencuentro y de despedida, de "te adoro" y "me encantas". Besos con ganas de beberte a morro, besos en la cama, en el coche, en cualquier calle, en tu habitación en la mía, en mil lugares. Besos solos, besos con amigos, con familia. Besos largos, cortos, medianos, superficiales, profundos. Besos con el alma, con la boca, con el corazón, con la mirada.Besos con risas, besos que hablan por si solos, besos andando, besos bailando, besos tumbados. Besos con ropa, sin ella, a medio (des)vestir. Besos repartidos por el cuerpo, besos que hablan de futuro y de estabilidad, besos de película. Besitos, piquitos, muerdos, besos de tornillo, besos de desternillarse. Besos de día, de noche, en la montaña, en la playa, con menos diez grados y más cuarenta. Besos despacio, con sabor a café a coca cola, a cerveza y a sed de besos. Millones de besos por los que cualquier mortal mataría en tan solo un año, pero ninguno, absolutamente ninguno, como el primero que te robé aquella mágica noche de Halloween cuando algunos volvimos a la vida.

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