14 de octubre de 2010

Cuando las lágrimas llegan de repente, sin llamar. Cuando te encuentras dentro de un río y la corriente te arrastra fuertemente contra las rocas. Cuando las rocas son palabras guardadas bajo llave. Cuando esas palabras bajo llave se han estancado en ti, arañando cada día más. Cuando todos hablan y nadie escucha. Cuando el silencio se convierte en lo único que quieres oír. Cuando lo que oyes son tus propios pensamientos. Cuando tus pensamientos se dirigen a una sola dirección. Cuando esa dirección no lleva a ninguna parte. Cuando el camino resulta confuso y la confusión nos golpea con rabia. Cuando el único deseo es desaparecer. Cuando el desaparecer conlleva un riesgo. Cuando los riesgos no tienen un final feliz. Cuando no buscas la felicidad, sino la calma. Cuando la soledad te atrapa. Cuando sólo queda llorar... pero no tienes con quien.

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