
Ponte una sonrisa en cada mano y llévalas contigo donde quiera que vayas. Haz de ellas tu santo y seña, tu ideología, tu forma de vida. Regálalas a quien las necesite, enseñalas donde sea preciso, pero sobre todo, nunca dejes de mirarlas y contagiarte desu buen rollo, de su positivismo, e intenta responderlas con una sonrisa tuya.
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